Nepotismo
La práctica del nepotismo en el seno de la Iglesia fue un problema prominente durante el Renacimiento, especialmente en los siglos XV y XVI. Y no se trataba solo de pequeñas corruptelas, escondidas en alguna ermita lejana sino que, ante los ojos del mundo, varios papas renacentistas utilizaron sus posiciones de poder para favorecer abiertamente a sus familiares, otorgándoles cargos eclesiásticos, territorios y privilegios.
El papa Sixto IV (1471–1484) el promotor de las magníficas pinturas de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina, de ahí su nombre, sixtina, era miembro de la poderosa familia della Rovere y nombró a varios de sus sobrinos cardenales, entre ellos a Giuliano della Rovere que más tarde se convertiría en el Papa Julio.
Alejandro VI, el Papa Borgia, Rodrigo Borgia, 1492–1503 otorgó igualmente durante su papado títulos y privilegios a sus hijos ilegítimos, como el célebre César Borgia quien fue nombrado cardenal a los 18 años y, posteriormente, Comandante General de los Ejércitos papales.
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